II - Puntos suspensivos
Llueve, deliro y suena un bolero.
Que me pone a pensar, a filosofar,
a descifrar y a lamentar.
Mientras, allí fuera, en las montañas,
se va izando despacito una bandera
de libertad, de perfección,
de poder justo y absoluto,
bandera con la cual
Ella siempre se proclama
pero nadie lo suele notar.
Y con el tiempo,
tal y como sentencian las escrituras
su ira descenderá sobre aquellos
que cegados de ingratitud y soberbia
sueñan de forma altruista
con declararse amos
y señores de su gloria.
Y entre pesadillas
que recrean mares bravíos
y ciudades en ruinas,
se escurre tanta realidad.
Llueve, y es que Ella,
hoy sólo tiene ganas de llorar.